Buscar este blog

lunes, 25 de marzo de 2013

¿Literario o no literario?

¿Literario o no literario?

Vindicación del chisme

Rumores, anécdotas y mitos también construyen el sistema literario. A partir del “Nuevo Museo del Chisme” de Edgardo Cozarinsky, le propusimos a Sergio Bizzio y a Margo Glantz que contaran los suyos.

POR Mauro Libertella

 
 
¿Se acuerdan de ese juego retórico que jugábamos cuando éramos chicos, el “teléfono descompuesto”? Por si hay alguien sin nostalgia que lo ha olvidado, la cosa era más o menos así. Alguien le decía a otro una frase al oído. Podía proferir, por ejemplo, “Lucy está en el cielo con diamantes”. Quien recibía el mensaje lo transmitía a otro, siempre en un susurro, como un secreto a voces. Así, en una cadena deformante y progresiva, el mensaje iba pasando de oído a oído, mutando libremente. El último de la cadena, entonces, tenía que decir en voz alta lo que había escuchado. A esa altura de las cosas, nuestra frase posiblemente fuera algo así como “Luli entra al telo con Hernández”. El juego era un experimento en miniatura, hipercondensado pero con todos sus estadíos en pleno funcionamiento, de cómo se construye y se cristaliza un rumor. El final de la cadena, el chisme consumado, diríamos, tenía poco que ver con la primera frase (con la realidad) pero le debía todo a ella. Esos primeros días, en apariencia inocentes, estábamos aprendiendo algo de la literatura.

“El chisme y la novela se han encontrado con tanta frecuencia en la indignación de las mentes serias y las almas nobles”, reza Edgardo Cozarinsky desde el prólogo del Nuevo museo del chisme, compendio de anécdotas recogidas de fuentes orales y escritas acerca del mundo de la literatura en general y de los escritores del mundo en particular. El libro reúne las escenas que ya habían aparecido en el clásico Museo del chisme y les agrega un puñado de chusmeríos de reserva que el tiempo ha pulido hasta conferirle su entidad anecdotaria. Sin dudas, la anécdota y el chisme literario explotaron con fuerza cuando las teorías de la muerte del sujeto y la negación de la vida privada dejaron de ser centrales en las universidades de Occidente. Le preguntamos a María Moreno qué opinaba del tema y nos contó: “Bajo la pata de la crítica estructuralista y psicoanalítica no tuve hasta muy tarde una preferencia por la anécdota literaria, como si los autores fueran hechos sólo de sus discursos y sospechosos en sus mitologías. El anecdotario beat de mi juventud era más un listado sociológico que una recopilación de anécdotas. Sin duda las anécdotas que se recuerda dicen más de uno que de los personajes. Recuerdo ésta de Churchill y Lady Astor. Lady Astor: ‘Si yo fuera su esposa le pondría veneno en el café’. Churchill: ‘Si usted fuera mi esposa yo me lo bebería’”.

Hay una relación tensa entre la anécdota y su veracidad que, en pos de que el chisme sobreviva, nunca se tiene que zanjar. ¿En qué medida la anécdota y el chisme responden de lleno a un hecho que realmente pasó? Y, ¿qué tan confiables deberían ser las fuentes? En ese punto, la literatura no padece las obligaciones del periodismo, y la fuente no sólo puede ser sino que debe ser algo difusa. En su Museo, Cozarinsky refiere el origen de las anécdotas con referencias que en un mismo movimiento le aportan un halo de realidad y le estampan una vaga ficcionalidad: “Fuente: oral, Victoria Ocampo, Buenos Aires, 1970” o “Fuentes: periodistas argentinos y austríacos”. Para María Moreno, sin embargo, el archivo oral de la anécdota tiene sus reglas : “1. Aunque no se haya sido testigo ocular de lo que se cuenta, haber conocido a los protagonistas. (Ej: Cozarinsky y el grupo Sur). 2. Usar un tono casual y hasta con ese leve tartamudeo con que la aristocracia señalaba que la vehemencia oratoria era una tara burguesa (cosa de abogados o de tenderos) Ej: Teddy Paz. 3. Cultivar el subgénero “edición”, que consiste más en pescar una perla que en registrar un diálogo voluntariamente ingenioso. 4. Honrar a los grandes del género citándolos: Pepe Bianco, Enrique Pezzoni, Fernando Noy (en sus relatos cuenta menos la anécdota que el estilo)”.

Las biografías de escritores le deben todo al rumor. En esa instancia, el rumor se convierte, una vez plasmado en la historia de vida escrita por otro, en una especie de dato fáctico. Ahí está el paso de la oralidad a la escritura, que para algunos historiadores de la palabra asesinó a la oralidad (sabemos que los viejos relatos se memorizaban y los juglares los hacían girar por los pueblos, hasta que alguien los escribió y la tradición oral conoció su primer eclipse). De biografías y volúmenes testimoniales se nutren libros como el flamante Romances argentinos de escritores turbulentos, del periodista Daniel Balmaceda. Ahí cuenta, en capítulos cortos, historias de amor truncos, apasionados, prohibidos o correspondidos que protagonizaron personajes de las letras locales. En este caso, Balmaceda no problematiza un origen: transmite una verdad. El tono es comunicativo y aseverativo y tiene el color de la información transmisible; el de Cozarinsky es literario –en el sentido de que interviene sobre el chisme, lo convierte si se puede en un chisme de autor– y tiene el tono del secreto o de esas anécdotas que contamos en una fiesta, en la trasnoche, combustionados por una copa de más.

Por último, tenemos que decir que un chisme es un modo de fabricar los lineamientos de la propia “figura de escritor”. Podemos echar a correr un rumor y que florezcan mil anécdotas hasta que, en algún momento, nuestra fama nos preceda, como se suele decir.

Habría que relevar someramente cuáles son los escritores sobre los que más anécdotas y chismes circulan, y vamos a poder entonces graficar algo de todo esto. Borges, sin duda, está peleando la punta del ranking (en 1999, la Revista Viva publicó en tapa “100 anécdotas sobre Borges”). Una clásica dice que cuando murió su madre, a los 99 años, alguien se le acercó en el velorio y le dijo: “qué pena, su madre, un año más y llegaba a los cien”, a lo que Borges replicó: “Veo que usted es devoto del sistema decimal”. Otra vez, le preguntan qué opina de Foucalt. Dice: “Foucault, Foucault. Me dicen que ha escrito una historia de la sexualidad, una historia de la locura, y que admira mi obra... uno de los dos ha vivido equivocado”. También Gombrowicz, cuyo paso por Argentina en la posguerra europea dejó un reguero que no para de multiplicarse, cimentado sobre réplicas geniales. Jorge Di Paola se cansó de contar que el día que lo vio por primera vez, lo reconoció y le espetó: “Ferdydrurke!”, a lo que el polaco sentenció: “Ah, un lector en la pampa salvaje...”. Muchas veces, también, se cuentan chismes que atacan directamente a la figura que un escritor quiso armarse de sí mismo, mostrando que en realidad es otra cosa (sobre Sabato hay muchas en esa dirección). Coronando esta nota, hay dos anécdotas inéditas, de primera mano, escritas por sus artífices. Quizás en algún café escuchemos a alguien contársela a otro, con “las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios” cambiados. El efecto teléfono descompuesto se habrá puesto a funcionar.

en http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Vindicacion-Nuevo-Museo-Chisme-Edgardo-Cozarinsky_0_883711657.html

 

sábado, 29 de septiembre de 2012

Tomo la palabra. Concurso de escritura literaria

 

Si te gusta escribir tenés que leer esto
 
 
TOMO LA PALABRA
 
Concurso de escritura literaria
La tradición literaria hispanoamericana ha narrado la realidad y nos ha narrado en infinitas ocasiones, a través de diversas estéticas, desde múltiples perspectivas e ideologías. Allí están, formando parte de nuestra memoria literaria, Juan Rulfo, Manuel Scorza, Carlos Fuentes, García Márquez, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Julia Álvarez, Marta Traba, María Teresa Andrueto y tantos otros.  Cada uno a su manera ha contado y ha dejado su huella en la cultura latinoamericana.
Te invitamos a participar del CONCURSO DE ESCRITURA LITERARIA interveniendo en la trama de algún cuento de autor reconocido para crear otro cuento, nuevo, sorprendente. ¿Cómo?
Eligiendo uno de los relatos que te proponemos y cambiándolo con algunas de las sugerencias que te proponemos. En fin, te invitamos a que re-escribas un pequeño fragmento de la literatura.
 
BASES
 
Podrán participar todos los graduados y los alumnos de 1ero a 5to año de todas las carreras de la Facultad de Lenguas.
Cada participante podrá presentar un cuento.
 
El texto fuente (alguno de los que consignamos más abajo) deberá ser reescrito en Times New Roman 12, normal.  EL texto nuevo (el que vos crearás) deberá ser escrito en Times New Roman 12, cursiva y negrita. Ambos textos en interlineado doble. El texto nuevo (o sea lo que vos escribas) no deberá exceder las 1000 palabras.
El cuento reescrito deberá ser depositado en sobre cerrado en una urna dispuesta a tal fin en el Centro de Estudiantes de la Facultad hasta el 30 de octubre de 2012.
 
  El cuento deberá estar firmado por un seudónimo. Junto con el cuento se entregará un sobre en cuyo frente esté escrito dicho pseudónimo y en el interior del sobre estarán los datos personales del autor: nombre, carrera, correo electrónico.
 
Un tribunal integrado por dos docentes y un graduado elegirán el cuento que obtendrá el Primero, segundo y tercer lugar en el concurso.
El tribunal se dará a conocer cuando se publique su veredicto quedando facultado para resolver cuestiones no contempladas en esta convocatoria.
 
Los resultados se conocerán a fines de noviembre y el nombre de los ganadores serán publicados en la página de la Facultad.
 
Cada participante deberá elegir al menos un modo de intervención en el texto de la lista de actividades que se detallan a continuación:
 
1- Escriba un final diferente
 
2- Introduzca un nuevo personaje cuyas acciones modifiquen sustancialmente la trama del texto.
 
3- Escriba sobre el pasado o el futuro de un personaje del cuento.
 
4-Agregue una complicación a la situación planteada y proponga un final abierto para el cuento
 
5- Intervenga el texto cambiando el punto de vista del narrador.  
 
6- Introduzca un acontecimiento destinado a provocar sorpresa y suspenso.
 
CUENTOS PROPUESTOS
 
 
1.  “Continuidad de los parques” (J. Cortázar)
2. “La siesta del martes” (G. García Márquez)
3. “Borges y yo” ( J. L. Borges)
4. “Defensa de la derrota” (Fontanarrosa)
5. “Mano de obra” (E. Galeano)
6. “El mono satírico” (A. Monterroso)
7. “Tres cartas y … un pie” (Horacio Quiroga)
8. “La Sra Enriqueta y su ramito” (Leónidas Barletta)
9. “Celestina” (Silvina Ocampo)
10.  “Modesta Gómez” (Rosario Castellanos)
 
 



 

viernes, 10 de agosto de 2012

jueves, 21 de junio de 2012

lunes, 7 de noviembre de 2011

La lectura es comida

Muchas veces decimos u oímos expresiones como "no puedo digerir esa idea" o "tuvo que tragarse sus palabras" o muchas otras en las que tratamos la lectura y las ideas como si fueran comida.
Te invitamos a leer una aguda reflexión sobre las versiones "light" de los clásicos. La nota es a propósito de una remake de "El nombre de la rosa" del escritor italiano Umberto Eco.

lunes, 24 de octubre de 2011

La política como espectáculo

¿Farandula o actividad cívica? ¿Qué puede decirse de la política cuando cada vez se parece más a una puesta en escena?
Te invitamos a leer la ponencia presentada en el V Coloquio de Investigadores de Análisis del Discurso por Pérez, Elena y Rueda, Nelly "Metáforas del espectáculo en el discurso político: cognición e ideología" en
http://www.unvm.edu.ar/archivos/jornada_discurso/PEREZ-RUEDA.pdf